Uno de los dolores más temidos no solo por los pacientes, sino también por los médicos y los fisioterapeutas , es el dolor agudo y crónico en partes blandas del aparato locomotor, así como en huesos o en zonas como el hombro. Pero existen cada vez más tratamientos que nos ayudan a curar estas dolencias de manera rápida, segura y poco molesta. Uno de ellos es la terapia con ondas de choque.
La terapia con ondas de choque puede funcionar en:
- Dolores de la articulación del hombro con o sin calcificación.
- Epicondilitis (codo de tenista).
- Espolón calcáneo con o sin calcificación.
- Tendinitis rotulianas.
- Retardos de consolidación y pseudoartrosis después de fracturas.
¿En qué consiste?
Las ondas de choque son ondas magnéticas, similares a los ultrasonidos, pero con una frecuencia y densidad de energía más alta. Se originan por la vaporización del agua, que es puesta en marcha por una descarga de electricidad. Con ello se produce ruido, por lo que hay que colocar, en algunas ocasiones, protección auditiva al paciente durante el tratamiento.
La onda de choque se origina en un aparato especial fuera del cuerpo humano y se concentra en un punto de acción (zona de tratamiento). Durante la terapia la piel no sufre ninguna lesión.
Las ondas se expanden según las leyes de la acústica. Dado que la mayoría de los tejidos presentan propiedades acústicas similares al agua, las ondas de presión se propagan en el cuerpo sin originar daños en los tejidos circundantes. Los depósitos cálcicos en el tendón, al tener otras propiedades acústicas, son rotos y desmenuzados por la onda de presión.
El tratamiento no es invasivo ni cruento. Utilizado en urología , las ondas de choque destruyen los cálculos. En la aplicación de las tendinitis , no se observa ninguna acción destructora; por el contrario, se desencadenan procesos curativos. El tejido es regenerado microscópicamente y se aceleran los procesos de curación. En el hueso se desencadena una neoformación ósea, al igual que ocurre en una fractura donde hay condensación del hueso. Las calcificaciones en los tendones pueden disolverse y los estados dolorosos crónicos, posiblemente por una acción directa sobre las fibras dolorosas, pueden desaparecer.